La inteligencia artificial puede terminar con el trabajo aburrido

A pesar de todos los deslumbrantes avances digitales, los billones de dólares invertidos en tecnología informática no han hecho casi nada por convertir al mundo en un lugar más productivo. El economista Robert Solow, quien identificó este problema, lo definió como la paradoja de la productividad. En 1987, una década después de la revolución informática, observó que, en realidad, el crecimiento de la productividad había disminuido. “Se puede ver la era informática en todas partes”, escribió, “menos en las estadísticas de productividad”.

Economistas e historiadores han pasado mucho tiempo pensando por qué sucede eso. Pero tal vez ya conozcas la respuesta: el software que debería hacernos más rápidos, suele hacernos más lentos. Pasamos media hora llenando con torpeza archivos en PDF que podríamos haber hecho rápido con lápiz y papel. Pasamos una hora mandando correos electrónicos de ida y vuelta para aclarar algo que podríamos haber resuelto en 30 segundos por teléfono. La era digital ha hecho que muchas tareas cotidianas sean más complicadas y menos eficientes que hace 30 años.

Los enormes aumentos de productividad de la era industrial no solo se produjeron porque alguien inventó una nueva tecnología, sino además porque la gente descubrió la mejor manera de reorganizar el trabajo en torno a esa tecnología. Por ejemplo, la máquina de vapor no habría servido de nada en la industria textil si sus trabajadores hubieran seguido siendo una red dispersa de agricultores independientes, en vez de un grupo de empleados reunidos bajo el techo de la misma fábrica. Y las cintas transportadoras no eran nada nuevo cuando Henry Ford las implementó en su fábrica; su innovación consistió en la manera en que dispuso que los trabajadores las utilizaran, dividiendo el complejo trabajo de la fabricación de automóviles en tareas repetitivas y específicas. La innovación de Ford fue tanto organizativa como tecnológica.

Fuente: The news times