Así viven los haitianos en calles de CDMX

A pesar de no tener luz, agua y ni siquiera un techo, la plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez en la Ciudad de México, se convirtió en un albergue temporal de migrantes.

En las banquetas que rodean al parque, se ven grupos enormes de personas, casi todas haitianas, que buscan una sombra con la que protegerse del intenso sol que cae sobre la capital del país.

Al dar la vuelta por el lugar, se ven tendederos improvisados. En la situación que se encuentran, hasta los arbustos sirven para secar la poca ropa que trajeron con ellos desde la isla del Caribe.

Los zumbidos de los mosquitos se mezclan con las conversaciones de la gente. Algunos escuchan música, mujeres se trenzan el pelo mientras cuidan a sus hijos. Otros buscan un espacio para poder seguir durmiendo.

Los niños pasan corriendo mientras ríen, otros se esconden detrás de sus padres cuando ven pasar a algún extraño.

En la esquina, está la señora Elizabeth que vende dulces, papas y refrescos. Dos menores se acercan dudosos con ella para preguntar por el precio de una de las golosinas.

“No me quiero gastar mis pesos. Mi mamá no va a querer gastar más pesos en mí”, lamentó uno de ellos para después irse caminando hacia unos juegos que se encontraban del otro lado de la calle.

A la sombra de un puesto de periódicos, Gregory, un inmigrante haitiano que lleva 21 días en la Ciudad de México, le dijo a este diario que para él la migración tiene un nuevo sentido después de su viaje.

Fuente: El Financiero